El camino elegido, el camino que nos elige.
Este fin de semana que pasó estuve en el Winter Market de Sitges (Barcelona) compartiendo espacio con muchas marcas creativas y artesanas.
Un placer, por cierto.
Cada market es una oportunidad para conocer gente, hablar, establecer lazos (o afianzarlos) y mostrar la parte más humana de mi trabajo, la que es dificil enseñar a través de una pantalla.
Hoy te cuento una anécdota del market que hubiera quedado en una conversación normal (con unas clientas que me encantó conocer) de no ser por un mensaje que recibí esta mañana, que no era de ellas sino de otra persona.
Aquí va...
Entre todas las conversaciones y saludos, ayer estábamos hablando con una madre e hija sobre las pasiones, el trabajo que nos encanta hacer, su importancia, cuánto lo disfrutamos y más charla de esa que surge espontáneamente entre personas que se acaban de conocer.
Y hablando de pasiones les cuento que no di con ella hasta casi finalizar la carrera de medicina y que me encontré sintiéndome de una manera que no había experimentado antes, en mi centro.
Se sorprendieron al saber que había dejado la medicina en la recta final (nunca mejor dicho lo de "abandonar la carrera") y que me entregué en confianza a este camino (que tiene tantos retos, tantos altibajos, tanto de todo).
Seguimos conversando normalmente, esas palabras y su sorpresa quedaron como una de las tantísimas veces que he hablado con alguien de lo mismo.
Debo decir que años atrás esta conversación me generaba mucha angustia y con el tiempo he llegado a entender las reacciones (mías y del resto) que genera el cambio de lo que parece seguro a la incertidumbre total, lo he aceptado y me siento orgullosa del camino tomado.
Ellas se fueron contentas con su joya elegida: un Larimar en un colgante que era el regalo de la hija a la mamá y le quedaba precioso.
Esta mañana retomé mi actividad después de todas las emociones de estos días y al mediodía me escribió Ana.
Ana lleva un tiempo acompañando mi trabajo y cada vez que veo un mensaje suyo lo recibo con mucho amor.
Me preguntaba por un colgante de cuarzo rosa, sobre si el diseño llevaba descubierta la parte de atrás para que la piedra toque la piel y tome contacto con ella, y le respondí que sí.
Acto seguido lo compró.
Pero no sólo eso, me escribió unas palabras que automáticamente me recordaron a la conversación de ayer y ahí sucede la magia, la chispa que se enciende por dentro y la emoción de entender que todo está asociado de alguna manera.
Decía así: "Tus joyas me acompañan en cada etapa de mi evolución. Ahora con tantos cambios.... necesito fortalecer el amor propio. Y ese cuarzo me ayudará."
La vida sucede y mientras tanto nos lo hace saber, siempre.
Con palabras y mensajes, con gestos, con pequeños guiños.
Todos los caminos que tomamos, por más diferentes y opuestos que puedan parecernos, están conectados de alguna manera.
Hoy soy artesana.
Y pienso nuevamente la palabra: arte-sana.
Sí, me quedo reflexionando sobre arte y sanar.
Y no puedo más que agradecer al camino por enseñarme que nada está separado y que con el tiempo todo va cobrando sentido.
Con amor de mi yo artesana,
Lucrecia.